SA veces no sabemos el porqué de las cosas hasta que no pasa el tiempo, y entonces comienzas a dar sentido a lo que haces, a lo que has hecho y a lo que eres. En general mi historia es una historia del revés y los cuentos reflejan mi propia vida.
Una de las cosas que más me ha sorprendido y enamorado aún mas de los cuentos, es haberme encontrado por el mundo a tantos narradores a los que admiro.
Yo no sabía que me gustaban los cuentos porque vivía dentro de ellos, mi padre me contaba cuentos sufíes como si fueran secretos o regalos increíbles, incluso cuando viajaba por el mundo el me escribía cuentos por capítulos y yo deseaba saber cómo continuaban. Para mí los cuentos fueron siempre mágicos. Los respetaba tanto que casi me parecían inalcanzables.
No tengo una gran memoria pero me quedo con la información profunda de cada historia, escribo poesía desde que se escribir y me ha gustado mucho adaptar cuentos tradicionales y mezclar la poesía, el cuento, la música y el ritmo. Además, como fui madre muy joven, comencé a experimentar contando cuentos a mi hijos.
La sensación de un cuento es la que vive para siempre. El cuento se olvida. Pero de esto me di cuenta mucho mas tarde.
Fui profesora de expresión musical durante 10 años, estudie psicología y comencé a dar mis pasos en teatro, clown y animación con diferentes compañías de teatro y títeres hasta que monte la mía propia Triglú Teatro. Compañía que después de 15 años he soltado para quedarme con mi nombre. Así, aprendí a que mi cuerpo expresara y que la música siempre estuviera muy vinculada a mi trabajo. Cuando mi primer mi hijo se convirtió en pianista yo tenía 33 años y comenzamos a trabajar juntos. Música y cuentos se daban la mano en el cuento teatralizado. Poco después de estudiar un Post grado en teatro Social y trabajar en cárceles, conocí a Jhon Ardila y a Marco Flecha y durante 8 años entre a formar parte del FINOS, (festival intercultural de Narración Oral de Sevilla), Una escuela para mi. A mis 35 años comencé a soltarme del teatro, de la música y de la animación a la lectura y fui quedándome solo conmigo. Fui experimentando el cuento a través de las herramientas que había desarrollado, aprendí de cada narrador que vi y de cada taller y sobre todo aprendí como aprendemos todos cayéndome muchas veces y disfrutando de las sensaciones del público y el aplauso. No soy una narradora oral innata, me he ido haciendo lentamente a través del trabajo, buscándome a mi misma, y transformando de forma creativa las historias hasta que funcionan.
Cuando el cuento vino a mi encuentro me dio miedo. Esa soledad escénica, sola ante la palabra, con tus textos, sin nada en el escenario. Admiraba a cada narrador por su valentía y su estilo y reconozco que aunque para niños me consto menos adaptarme a ese silencio escénico y encontré pronto mi propio estilo, para adultos me fue mucho más difícil. Acostumbrada a esconderme detrás de un personaje y detrás de paredes invisibles. Mostrarme a mi misma ante el público, fue todo un reto. Aun así, fui experimentando, y lentamente desarrolle algunos trabajos que funcionaban bien y me gustaban. Entonces volví a introducir la música, volví a trabajar con músicos en directo en espectáculos de narración oral tanto infantil como en adulto y ahí comencé a encontrar mi camino rítmico y personal. Ahí ,me di cuenta de que en mi forma de contar siempre hay música, aunque la música no este.
Pienso que el narrador que cuenta cuentos ha elegido una profesión que más que una profesión es un camino personal del que puedes estar siempre aprendiendo, de los viajes, los lugares, los narradores, de los mismos cuentos que vas eligiendo para contar. De cómo los cuentas, de cómo te abandonan, de como se transforman y de cómo te vas transformando con ellos. El Narrador tiene que disfrutar de su trabajo, porque su trabajo le cuenta a sí mismo. Con el tiempo voy viendo todo lo que te da un escenario en soledad y todo lo que te quita, por eso trato de encontrar mi propio equilibrio. Así fue como comencé a trabajar en Radio Narrativa, comencé a publicar lo que escribía y publique mi primer libro junto a mi hijo, Adrián Cardeñoso que hoy es compositor y compone música para cuentos y frases. Con el hago trabajos narrativos con música, y nuestro primer libro es un libro interactivo “Preludios Contados”, Un libro que me ha llevado a escribir el siguiente y a pensar en publicar lo ya escrito.
Los cuentos te acompañan allá donde vayas, por eso un cuentista termina teniendo una vida de cuento. En el año 2016, me vine a vivir cerca del mar a una playa paradisiaca de Cádiz, donde no había apenas cuentos ni narradores y como viví una circunstancia personal en donde apenas podía viajar, comencé el proyecto del Festival de cuentos del viento. Un proyecto propio, en el que colabora La Cháchara cuentos y el Ayuntamiento de Conil de la Frontera y que ahora en 2022 está en su V edición. Este proyecto ha aportado sentido a mi camino narrativo y estoy disfrutando de la Narración desde otro punto de vista.
A veces olvido todo lo que se y empiezo desde el principio, entonces me doy cuenta de que lo que sé, no me olvida a mí.